Cae la noche sobre el viejo arrabal andujareño, la tarde deja paso al SILENCIO. Madre y maestra del Santo Reino, la Hermandad de la Santa Vera-Cruz, viviría una de las salidas mas importantes de los ultimos años, por primera vez realizaría su estacion de penitencia Nuestra Señora de los Dolores acompañada de San Juan y la reliquia del Lignum Crucis presentada a la feligresía de San Bartolome la pasada Cuaresma.
Y se intuye tras su figura, los guardabrisas arboreos que iluminarán su dolor, el dolor de una Madre abatida por el sufrimiento, desconsolada mientras el discipulo amado la abraza en el Calvario. Lagrimas derramadas sobre los claveles que adornan su canasto, lagrimas benditas que recoge el barrio como perlas preciadas de su amor. Ni la luna quiere ya su brillo, comparandolo con el nacar de su carita de pena, ni el incienso su aroma con la fragancia de las azucenas de plata de la delantera del paso, ni las estrellas quieren eclipsar el oro de su corona, ni los bordaós de su saya...
Otro historico momento para esta antigua Hermandad, el Señor Nazareno tuvo que refugiarse en el interior de la Capilla del Buen Remedio, pues a la altura de la Calle Cuna, la lluvia volvió hacer acto de presencia, obligando así a que el cortejo quedará divido en los tramos de nazarenos de Cristo y los de la Virgen los cuales regresarón inmediatamente al templo. Nuestro Padre Jesús saldría desde el Buen Remedio direccion San Bartolome algunos minutos despues de que su Madre volviera a casa en esa noche de sueños cumplidos de los cuales nos despertamos demasiado pronto...
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