Cuajada de cera su capilla, cuajada de claveles que perfuman el viejo convento jesuita, el aroma a incienso que se escapa de entre las rendijas y hasta su Calle Cuna y Santo Domingo llega, en esas cinco noches de Cuaresma, en las que la Hermandad del Buen Remedio se encuentra cara a cara con Él, cara a cara con la primavera, cara a cara con la Sentencia de Cristo que cada Jueves Santo proclaman entre Santa Marina y la Plaza Vieja.
Una Cuaresma más, la Priostía de esta Hermandad nos presenta al Señor con su túnica bordada, la cual toma aun mas realce a la luz de la cera. Este año, repleto de cambios y nuevas ilusiones en el seno de la corporación, podemos adelantar casi en primicia, que la imagen del Cristo de la Sentencia, realizará su estación de penitencia con la ausencia de las imagenes secundarias de su misterio, a espera, de la remodelación de su paso, rescatando así antiguas estampas en las que este imponente cautivo se alzaba solo sobre un monte de lirios y claveles entre los cuatro guardabrisas dorados por los calles de su Andújar.
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