La mañana del 15 de Mayo en el Barrio, volvió a teñirse de verde oro y plata, entre los naranjos, una hilera de carretas blancas que tiradas por los bueyes rocieros mecen sus flecos con la primera brisa y el gentío, gentío que camina acompañando al Simpecaó de su Hermandad, el Simpecaó de Triana.
Van cantando salves y rezando sevillanas, porque así somos aqui, se reza cantando y cantando se reza mientras se van gritando vivas a la Madre de Dios, esa Dueña de las Marismas que espera ya en su ermita la llegada de tantos rocieros que la alaban entre petalos de flores.
La carreta de plata avanza buscando San Jacinto que espera con el repique de campanas y las flautas y los tamboriles para despedir a su gente a las puertas de la Estrella y que estampas mas bellas para recogerlas en retablos de ceramica trianera, la Gloria echa Rocío, Rocío de la mañana.
Y en la Calle Castilla donde Patrocinio y O se dan la mano, se hace un revuelo de palomas y de corazones emocionados, pues lloran los que se van y lloran los que no podran verla y llora el Cachorro en su Capilla pues el Barrio solo se queda, ¡Que ya sale Triana buscando los pinares que baña el río Quema!
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