Era un Diciembre frío, a los que ya estamos acostumbrados los iliturgitanos, un Diciembre en los que los adornos navideños, los nacimientos y las luces decoraban ya el centro comercial de nuestra ciudad, pero lejos de ese barullo propio de estas fechas, el corazón de la Andújar medieval latía al compás de besos y oraciones.
El 18 de Diciembre se celebra la festividad de la Esperanza y como cada año esta Hermandad del Jueves Santo celebra los cultos en honor a su Titular mariana. Este año la Priostía ensalzaba la imagen de Nuestra Señora de la Esperanza en un Altar que no tenía precedentes en el mundo cofrade de nuestra ciudad.
Bajo sus bambalinas y entre los varales de plata la Reina de Santa María lucía hermosa a la luz de la cera, extendiendo su mano como cada tiempo de Adviento, esperando la visita de su pueblo bajo un palio verde, aquel que cada Madrugá del Viernes Santo va prendiendo los amores de un Barrio que ante su mirada se sosiega a la vez que se arrebata.Y de nuevo se cumplio la cita y el templo renacentista quedó totalmente repleto de fieles que se agolpaban alrededor de su efigie ansiando el momento de acariciar su mano. La Esperanza vestía manto verde liso, una toca de sobremanto brocada, una de sus cinturillas a modo de pecherín y la saya que bordará Dn Pedro Palenciano todo esto con el remate sobre sus sienes de esa corona que la exalta como Reina de la madrugá andujareña.
Su Retablo se iluminaba con la luz del Divino Infante que ocupaba el lugar que usualmente ocupa su bendita Madre, recordandonos aquello que Isabel gritó a María cuando fue a visitarla "Bendita entre las mujeres y Bendito el fruto de vientre" y que en ese tiempo de adviento mas sentido alcanza.
Tu que eres faro para las almas
y para Andújar puerto de bonanza
sigue acogiendonos en tu regazo
Reina de la Esperanza...
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