Semana Santa 2017

domingo, 5 de agosto de 2012

Sembradora de Paz

En este tiempo de estío,  ausente de noticias cofrades, a la espera de la proxima celebracion de la Aparición de Nuestra Patrona, queremos dedicar una entrada, a una de las devociones mas importantes de la capital cordobesa. Conocida popularmente como la "Paloma de Capuchinos" Nuestra Señora de la Paz y Esperanza titular de esta Hermandad junto con el Señor de la Humildad y Paciencia, es obra del imaginero Martinez Cerrillo y data del año 1939. Su "niña" como cariñosamente el mismo escultor la llamaba, es la imagen mariana que marcaría ese peculiar estilo con el que Juan representa a la Madre de Dios.
El bellisímo rostro de la Señora de la Paz muestra un delicado y elegante perfil que deleita a todo aquel que la contempla y le reza.


La Hermandad tiene su sede canonica en el Convento del Santo Angel de la Guarda, a la sombra del Cristo de los Faroles, en esa recoleta plazoleta de Capuchinos, la cual se convierte, cada Miercoles Santo, en la Puerta de la Gloria, donde los cordobeses alcanzan la Paz al paso del blanco palio de la Señora, que por cierto ha sido estrenado este año del 2012.

  Palio en el día de su presentacion

 Considerado una autentica joya, uno de los pocos palios que quedan en Andalucía que tienen 14 varales y no 12, y que se convierte en un autentico sagrario que guarda la Pureza Virginal de María Santisima.
Diseñado en estilo romantico por Jesús de Julián, ha sido bordado en hilo de plata sobre malla de oro por los talleres sevillanos de Salteras. Se complementa el armonioso conjunto con una crestería de plata de los orfebres cordobeses Hermanos Zamora.

 Es realmente una maravilla, un regalo para los sentidos ver a esta Cofradía en la calle acompañada de una bulla que la sigue a lo largo de gran parte de su recorrido, para no perderse esos momentos cofrades que tanto nos confortan, instantes de pasion a luz de las velas, donde nos perdemos en su divina silueta, en su profunda mirada, con ese sonido de bambalinas y campanitas chocando contra los varales, con ese andar quieto y majestuoso que solo tiene Ella. Córdoba se rinde a las plantas de su Paz Soberana.



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