Callejuela de Azahares: Aparición 2012

Andújar volvió a postrarse ante las plantas de su Madre y volvió a recordar ese glorioso día en el que Ella bajó desde los cielos, hasta la agreste serranía, entre riscos y encinares, donde quiso que un humilde pastor la encontrará y fuera el testigo de aquella Aparición llena de Divina Gracia. Madrugá del 12 de Agosto de 1227, fecha que ha quedado marcada en la historia de esta bendita ciudad, 785 años despues, aquel prodigio magico, sigue ocurriendo ahora, de una manera grandiosa, miles de personas se congregan en la Basilica para honrar a la que es la Reina de Andalucía. Una noche en la que se para el tiempo, en la que solo el repique de campanas marca las horas.

Alrededor de las 8 de la tarde, la Plaza del Arco fue quedandose pequeña para las todas las cofradías filiales, casi 80 que ascendieron por las calzadas en Santo Rosario, para encontrarse con su Virgen Morena, con la devocion que siempre ha guardado esos rincones de sus casas. Todo el Cerro era un fluir de gentes, la ermita abarrotada esperaba ese momento en el que la bendita imagen descendiera desde su eterno Camarín para salir a la calle a hombros de sus anderos, que un año mas, han demostrado la pasion y el amor que profesan hacia Ella. Lo cierto es que los actos sufrieron cierto retraso, algo inevitable, pues cuando hablamos de sentimientos es muy dificil un control preciso, todos querian estar cerca de Nuestra Patrona, y casi 1 hora despues de lo provisto, porfin pudimos aclamarla a cielo abierto, mientras presidía la Solemne Eucaristia oficiada, como viende siendo tradicional, por D. Ramon del Hoyo, Obispo de Jaén. Como todos sabemos Colomera recibe un merecido protagonismo en esta fiesta de la Aparición y acompaña a la Matriz en todo momento.

Sobre las 2 de la mañana dió comienzo la Procesion de la Señora por los aledaños del Cerro, vestida en esta ocasion, con un manto blanco bordado sobre la que fue una cola de un vestido de novia, y que esta misma donó como promesa tras su boda, la Reina desprendía luz, tanto o mas comos los luceros que llenan el oscuro cielo de la Sierra. Así fue como fue aclamada entre el gentío, bajo una lluvia de estrellas, "las Lagrimas de San Lorenzo" y que siempre suelen coincidir con este glorioso encuentro con la Morena. Tras descender por las calzadas y con labor exquisita de sus anderos, que aguantaban el peso de las andas, casi sin poder caminar por la aglomeracion de pèrsonas alrededor de su trono de plata. Llegaba otro de los instantes cumbres y mas esperados de esta celebracion, la llegada a la Plaza, donde es elevada al cielo con los vivas de sus hijos, mientras es ovacionada por la multitud y donde por primera vez la nueva Bandera Pontificia tremoló junto con sus veteranas hermanas.

A las 4 de la madrugada entraba de nuevo en la ermita para culminar los actos con el tradicional besamanto y descansar posteriormente en su Camarín hasta la proxima primavera.