Semana Santa 2017

viernes, 31 de marzo de 2017

Viernes Santo 2016 I


La mañana despertaba con el tradicional eco de los trombones de la Cofradía de Ntro. Padre Jesús Nazareno, resonando desde las calles cercanas a San Miguel Arcángel, para anunciar la llegada de un nuevo Viernes Santo. Los rayos del sol acariciaban las espadañas y torres que repicaban sus campanas al paso del "Señor de los Señores"

En esta ocasión, la Agrupación Musical de la Expiración de Salamanca, acompañaba el andar de la cuadrilla de mujeres costaleras que acompasan su cintura enfajá al caminar del Nazareno entre la muchedumbre espesa que lo vitorea y lo aclama en esta mañana de gloria y primavera.
Jesús avanza camino del calvario, junto al Cirineo que le ayuda a cargar con la pesada Cruz de los tormentos y vuelve la mirada al pueblo que consuela, como lo hizo ante las santas mujeres de Jerusalén.


Es el encuentro que cada año Andújar, propicia con el Nazareno moreno de sus entrañas, el vecino mas antiguo, el primero, aquel que siglos lleva cargando su Cruz entre conventos y capillas, con su inconfundible melena al viento. Es el Señor entre Señores, Padre de saeteros y oraciones profundas, Padre de viejas devociones inquebrantables, heredadas de nuestros abuelos, los que aún hoy, se conmueven ante tu divino semblante que más cansado se vuelve a las horas del mediodía cuando regresas a tu Mercaó, a la sombra de la esbelta torre que custodia a los dos Nazarenos de San Miguel.



La calurosa jornada de la mañana del Viernes Santo, precedía a uno de los momentos más esperados y bulliciosos de la Semana Santa andujareña, a eso de las 6 de la tarde ni un solo alfiler cabía en la artería principal de la ciudad, la calle Ollerías. El ambiente se caldeaba con los sones de nuestra Agrupación Musical de las Angustias que se acercaba tocando de ordinario hasta las mismas puertas de San Juan de Dios, en la que también esperaban impacientes sus ancianos junto con las enfermeras y hermanas de los Desamparados, pues tras un año de contemplarla en su Camarín, la Virgen de las Angustias, devolverá el cariño que todos sus hijos le profesan, durante tantos días de espera.



Son momentos como siempre emotivos, cuando el paso de la Señora, retrocede unos metros hasta el cancel de la Residencia aledaña al templo, para bendecir a nuestros mayores, ante el clamor popular del gentío que se agolpa en el centro de la ciudad sólo por poder disfrutar de estos instantes. 



La Hermandad con un nutrido cortejo de penitentes y mantillas, demuestran la elegancia y seriedad que en estos años ha conformado la esencia de esta antigua corporación andujareña, que se encuentra inmersa en una mejora estética, que alcanzará la nueva imagen deseada por las ultimas Juntas de Gobierno. El preciado dúo escultórico que representa el momento en el que Cristo es descendido de la Cruz y posado en el regazo de su Madre, alcanza un desmesurado valor histórico y patrimonial, pues su echura esta atribuida a la escuela granadina del S.XVIII, concretamente al entorno de José de Mora, siendo las únicas imágenes de antes de la Guerra Civil, que hoy procesionan por la ciudad.

El sobrecogedor llanto de María ante el cuerpo sin vida del Hijo, contrasta con la armonía musical de su Agrupación, que demuestra su buen hacer y su sintonía tras el paso de su Reina y Madre Soberana.
Cada tarde de Viernes Santo son momentos de especial fervor el saludo que la Hermandad realiza al Buen Remedio a su paso por el Viejo Hospital Jesuita, el transitar por la estrechez de la Alhóndiga, donde es más que aplaudida la labor y el esfuerzo de la cuadrilla de costaleros de la Virgen de las Angustias, o su itinerario de regreso por Maestras, cuando la luna acaricia la piel desnuda de Cristo en las rodillas de su Bendita Madre y seca las lágrimas de sus mejillas embriagada con el perfume de las rosas adormecidas que florecen a sus plantas.



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