En tus manos, el Poder... III

 Con esta otra serie de imagenes cerramos el especial sobre el Gran Poder, ese que desde San Lorenzo se convierte en el verbo encarnado de la cristiandad, en el Dios verdadero que en la Tierra camina, en el Padre eterno, el que aguanta, escucha y entiende. Ese que desde el andujareño templo de San Miguel sigue enamorando a su pueblo cada Jueves Santo, cuando la luna refleja su brillo sobre el canasto plateado, Él y solo ÉL, el que todo lo puede, pues solo Él tiene el poder en sus manos.


MADRID

La capital de España, también tiene la suerte de contar con un Señor del Gran Poder obra del sevillano José Rodriguez. Procesionó por primera vez por las grandes avenidas de la ciudad en 1946 y desde entonces este Cristo se ha dedicado a levantar pasiones entre los madrileños. Tiene su sede esta Hermandad, en la Real Colegiata de San Isidoro. Cada Jueves Santo el silencio es solo roto por los aplausos y vivas de los millones de personas que esperan su salida en la Calle Toledo.

MONTELLANO

Otra imagen del ilustrisimo Antonio Illanes, en Montellano la Hermandad Sacramental tiene como titular a esta sevillana advocacion desde 1938.  Esta talla a excepcion de las otras imagenes, no tiene el peculiar mechon de pelo que cae hacia el lado derecho del rostro. Realiza su salida junto con Maria Santisima de los Dolores en la noche del Miercoles Santo donde el recogimiento y el fervor protagonizan la jornada, destacando el transitar de los pasos por el conocido callejon del Tomate

MOTRIL

Bellisima Talla completa vestida, realizada por el imaginero de Granada, Domingo Sanchez Mesa y que vino a sustituir a la antigua destruida en la Guerra Civil. El Señor motrileño procesiona peculiarmente, en un paso de misterio, acompañado de un Cirineo y de Maria Santisima del Mayor Dolor. A lo largo de todo su recorrido por este pueblo costero es seguido por cientos de devotos que acompañan a la Cofradia hasta altas horas de la madrugá cuando tiene lugar una emotiva recogida en su casa de Hermandad.

MURCIA

Desde el Convento del Malecón el "Señor de los Toreros", como llama Murcia al Gran Poder de Dios, realiza su Estacion de Penitencia junto con la Cofradia del Amparo en el Viernes de Dolores.La imagen custodiada por las Reverendas Madres Capuchinas data del S. XVII y es obra de Nicolas de Bussy. En el 125 aniversario del Coso Taurino el Señor visitó la Plaza, donde ofició una Santa Misa, en el ruedo de la misma.

TOCINA

El Gran Poder de Tocina a pesar de no superar el 1,40 de altura, es una de las imagenes que mayor devocion despierta entre los vecinos de este municipio y eso queda demostrado cada Semana Santa cuando el pueblo se echa a la calle para rezarle y contemplarlo agolpandose a las puertas de San Vicente . El alcalareño Manuel Pineda fue el encargado de realizar a este nazareno en 1948 en el que plasmó la nobleza y la dulzura sobre su rostro ensangrentado.

VALENCIA

Nuestro Padre Jesús del Gran Poder y de los Desamparados es una obra del escultor sevillano Jesús Mendez Lastrucci, en el año 2004. Plasma con exactitud todo el barroquismo sevillano. Realiza su salida junto con la bellisima Virgen de Gracia de Martín Nieto. Gracias a este Gran Poder valenciano se organiza en la ciudad la primera Cuadrilla de Costaleros que es aplaudida a lo largo de todo el recorrido.

VELEZ-MALAGA

En Velez-Malga el Gran Poder cae al suelo bajo el peso del madero. Una preciosa talla de Domingo Sanchez Mesa que sobrecoge a todo el que lo admira, la inmesa cruz parece derrotar realmente a Jesucristo en su tercera caída y deja su peso sobre la espalda desgarrada del Señor. Procesiona al mas puro estilo malageño en un trono de plata portado por horquilleros

VILLAGORDO

Y es así como Villagordo ha entendido el Gran Poder de Dios, unica imagen que bajo esta advocacion no representa a un Nazareno, si no que muestra el momento en el que el Señor es prendido y entregado a la guardia. Una soberanisima imagen realizada por Francisco Romero Zafra. Cae por la mejilla del Cristo una lagrima simbolo de la pena contenida que Jesucristo debió de sentir en ese momento de abandono de sus discipulos.