El Martes Santo ocureció con la noche fría en la que la Hermandad de la Esperanza realizaba el Devoto Ejercicio del Via Crucis con la Imagen del Santisimo Cristo de la Providencia. Cientos de devotos y vecinos del Barrio de Santa María se agolparón a las puertas del Templo, cuando a eso de las diez de la noche y con el tañido a duelo de las campanas de su espadaña, se anunciaba la salida del veneradísimo Crucificado que también es contemplado todos los días del año en la hornacina que se encuentra en la andujareña Calle Alhóndiga.
Un ordenadísimo cortejo de hermanos, digno de mencionar y reconocer, antecedían el sencillo paso y elegante paso donde se alza Cristo enclavado.
El bello itinerario por las calles de la vieja judería de este Barrio de Santa María, en las cuales se daba lectura a las diferentes estaciones de la Pasión, se iba convirtiendo en la misma Vía Dolorosa de Jerusalén por la que caminaba el Señor hasta el Calvario, pero esta andujareña, repleta de balcones florecidos de generanios y clavelines, de altozanos y naranjos, de rotundos portalones y rejas, de viejos muros en los que se reflejaba la sombra de la muerte que abraza el madero del Señor de la Divina Providencia.
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